Me ha gustado este comentario de 'El Gol Digital':
" La capacidad de Agapito de sacar conejos de su chistera es digna de elogio. Se salva siempre en el último minuto con una cabriola que le permite seguir sobre el alambre, aunque parezca que está abocado a la caída. Ahora acaba de esconderse entre bambalinas mientras otros actores interpretan la obra del zaragocismo en un escenario que permanece en ruinas sin que se caiga el techo milagrosamente. Ha desaparecido con urgencia Aguirre, devorado por el máximo accionista, que mide los tiempos con sagacidad y ojo certero. El mexicano ya es historia y, de repente, aparecen en liza Salvador Arenere y Manolo Jiménez. el primero como puente a otra etapa del zaragocismo desde junio y el segundo, como tabla de salvación para una plantilla hundida en la misera.
He entrevistado a los dos y de ambos me he llevado la misma impresión, son sinceros a la hora de plantear sus estrategias y con unas ganas enormes de provocar un cambio fundamental. Pero también reconocen la dificultad de sus respectivas misiones. El primero, dirigir un proyecto financiero que mejore la imagen de un club señalado por el dedo acusador del fútbol nacional e internacional; el segundo, salvar la categoría con una permanencia agónica que supondrá once victorias para buscar una permanencia mucho más difícil que en las dos últimas temporadas.
Es increíble la capacidad de sorpresa de este Real Zaragoza sin valor en el mercado, con una plantilla sin calidad ni actitud y con permanentes cambios en todas sus estructuras. Han estallado fogonazos en la oscuridad, cuando más negro parecía el horizonte que se escondía invisible a las esperanzas blanquillas. Es posible que este vaivén vuelva a decepcionarnos, como todas las promesas y reacciones favorecidas por el presidente. Pero no es menos cierto que se pueda producir una reacción que termine con esta pesadilla tarde o temprano. La cautela, la prudencia, el escepticismo, son comprensibles por parte de la afición aragonesa, desencantada y engañada en los últimos cinco años. Es posible incluso, que el “síndrome de estocolmo” nos haga aferrarnos a la imagende Agapito. Pero esta crisis, que dura más que la económica, tiene que terminar algún día. Ojalá sea el comienzo de un final que nos permita disfrutar de una faceta de la vida, el Real Zaragoza, que se habíaa convertido en la prolongación de la desazón y la amargura de nuestra vida real, en muchos casos. "
Alfredo Gómez.
Esto por lo menos nos hace pensar en un futuro, deportivamente está un poco oscuro pero vamos a ser positivos y en lo económico y social pensemos que esta gente sí que quiere trabajar por y para el Real Zaragoza y no por su propio interés.
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